Los dispositivos móviles se han convertido en una parte esencial de nuestra vida cotidiana. Los usamos para comunicarnos, informarnos, entretenernos y aprender. Sin embargo, ¿somos conscientes de cómo afectan al cerebro de nuestros hijos e hijas?
Los menores de hoy en día son nativos digitales, es decir, han nacido y crecido rodeados de tecnología. El móvil es uno de los dispositivos más atractivos y accesibles para ellos, pero también uno de los más peligrosos si no se usa con moderación y criterio.
Según diversos estudios, el uso excesivo del móvil puede tener efectos negativos en el desarrollo cerebral y cognitivo de los niños, especialmente en las áreas relacionadas con la atención, la memoria, el lenguaje y la creatividad.
Algunos de estos efectos son:
- Alteración del sueño: La exposición a la luz azul de las pantallas antes de dormir dificulta la liberación de melatonina, la hormona que regula el ciclo circadiano. Además, el contenido que ven los niños en el móvil puede generarles estrés, ansiedad o excitación, lo que impide que se relajen y concilien el sueño. Un sueño insuficiente o de mala calidad afecta al rendimiento escolar, al estado de ánimo y a la salud física y mental de los niños.
- Obesidad: El uso del móvil implica un sedentarismo que favorece el sobrepeso y la obesidad infantil. Los niños que pasan muchas horas al día frente a una pantalla tienen menos tiempo para hacer ejercicio físico, jugar al aire libre o practicar deportes. Además, pueden desarrollar hábitos alimenticios poco saludables, como comer mientras ven el móvil o picar entre horas productos procesados o azucarados.
- Adicción: El móvil puede generar una dependencia psicológica en los niños, similar a la que producen otras sustancias o conductas adictivas. Los niños pueden sentir una necesidad irrefrenable de estar conectados al móvil, lo que les hace descuidar otras actividades importantes como los deberes, las relaciones sociales o el cuidado personal. También pueden experimentar síntomas de abstinencia cuando no tienen acceso al móvil, como irritabilidad, nerviosismo o ansiedad.
- Aislamiento: El móvil puede interferir en el desarrollo social y emocional de los niños, ya que les resta oportunidades para interactuar con otras personas cara a cara. Los niños pueden perder habilidades sociales como la empatía, la comunicación no verbal o la resolución de conflictos. También pueden sentirse solos, incomprendidos o rechazados por sus iguales si no tienen los mismos gustos o intereses que ellos.
- Distracción: El móvil puede disminuir la capacidad de atención y concentración de los niños, ya que les somete a un bombardeo constante de estímulos visuales y auditivos que les impiden focalizar su atención en una sola tarea. Los niños pueden tener dificultades para seguir instrucciones, organizar su tiempo o completar sus deberes. También pueden cometer más errores o tener más accidentes por falta de atención.
- Pérdida de creatividad: El móvil puede limitar la imaginación y la creatividad de los niños, ya que les ofrece todo hecho y les evita el esfuerzo de pensar por sí mismos. Los niños pueden dejar de explorar el mundo real, inventar juegos o expresarse artísticamente. También pueden perder el interés por leer libros, escuchar música o ver películas que estimulen su mente.
¿COMO DEBE SER EL USO DEL MOVIL POR PARTE DE LOS MENORES?
No se trata de prohibir el uso del móvil a los, sino de regularlo y supervisarlo adecuadamente. El móvil puede ser una herramienta útil y divertida si se usa con responsabilidad y criterio.
Algunas recomendaciones para un uso saludable del móvil por parte de los niños son:
- Establecer límites de tiempo y horario:
Los padres deben fijar unas normas claras y coherentes sobre cuánto tiempo y cuándo pueden usar el móvil los niños. Por ejemplo, se puede limitar el uso a una hora al día, fuera de las comidas y de las horas de sueño. También se puede restringir el uso a determinados días de la semana o a momentos especiales, como los fines de semana o las vacaciones.
- Controlar el contenido y la seguridad.
Los padres deben estar al tanto de qué aplicaciones, juegos o páginas web usan los niños en el móvil y asegurarse de que sean adecuados para su edad y su madurez. También deben proteger el móvil con contraseñas, filtros o aplicaciones de control parental que eviten que los niños accedan a contenidos inapropiados, violentos o peligrosos. Asimismo, deben educar a los niños sobre los riesgos de internet y enseñarles a usar el móvil con respeto y precaución.
- Dar ejemplo.
Los padres deben ser los primeros en dar un buen ejemplo a sus hijos sobre el uso del móvil. Deben evitar usar el móvil en exceso o en momentos inadecuados, como cuando están con sus hijos, conduciendo o trabajando. También deben mostrar interés por las actividades que hacen sus hijos en el móvil y compartir con ellos algunos momentos de ocio digital.
- Fomentar otras actividades.
Los padres deben animar a sus hijos a realizar otras actividades que les aporten beneficios físicos, mentales y sociales. Deben facilitarles espacios y materiales para que jueguen, lean, dibujen, hagan deporte o practiquen algún hobby. También deben propiciarles oportunidades para que socialicen con otros niños y adultos, como ir al parque, al cine o a visitar a familiares o amigos.
- Dialogar y negociar.
Los padres deben mantener una comunicación fluida y abierta con sus hijos sobre el uso del móvil. Deben escuchar sus opiniones, necesidades y preferencias, pero también hacerles ver las consecuencias de un uso excesivo o inadecuado. Deben buscar soluciones conjuntas y consensuadas que satisfagan a ambas partes y que favorezcan un clima familiar positivo.
El móvil es un invento maravilloso que nos ofrece muchas ventajas y posibilidades, pero también implica unos riesgos y unos desafíos que debemos afrontar con responsabilidad y criterio. Como padres, tenemos la tarea de educar a nuestros hijos para que usen el móvil de forma saludable y equilibrada, sin que afecte negativamente a su desarrollo cerebral ni a su bienestar personal.
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