Expresar las emociones supone una parte fundamental de nuestras vidas y nuestras relaciones, tanto con los demás como con nosotros mismos, y las dificultades para identificarlas y expresarlas correctamente pueden crearnos problemas y un alto grado de malestar.
La importancia de saber expresar emociones y sentimientos.
Cuando no sabes expresar tus emociones correctamente, pueden suceder varias cosas, en función de cuál sea tu dificultad concreta:
· No eres capaz de
transmitir a los demás cómo te ha afectado su conducta, lo que sientes por
ellos o lo que estás sintiendo en un momento dado.
· Tienes estallidos emocionales en los que pareces no ser capaz de controlar tus emociones, ya sea estando
con otras personas o estando a solas.
· Estallas, te irritas o te sientes mal por cosas que reconoces que no tienen
importancia, reaccionando de forma exagerada.
· No sientes nada,
incluso aunque eres consciente de que te ha pasado algo que debería hacerte
sentir una emoción negativa intensa.
· Sientes una especie de
bloqueo emocional generalizado que te impide ser tú mismo, sobre todo cuando
estás con los demás, y te crea confusión porque cuando te bloqueas no sabes lo
que sientes.
· No eres capaz de sentir intimidad o conexión emocional con los demás.
· En vez de sentir lo que sientes, ignoras tus emociones y tratas de sentir
lo que crees que “deberías” sentir.
Las emociones y sentimientos son una
importante fuente de información: nos guían, nos ayudan a dar sentido a lo que
nos sucede, a entendernos a nosotros mismos y a relacionarnos con los demás, y
nos motivan para alcanzar metas, producir cambios, evitar situaciones dañinas o
perseguir aquello que nos hace felices.
Por tanto, lo que sucede dentro de tu
mundo interior (pensamientos, recuerdos, imágenes mentales, sueños, ideas,
fantasías…) pueden desencadenar todo tipo de emociones que a veces parecen
surgir de la nada y sin motivo aparente.
Aprender de las emociones
Es muy importante ser
capaces de RECONOCER lo que sentimos, ACEPTAR nuestras emociones tal y como son y APRENDER
de ellas. Por tanto, cuando sientas algo, puedes hacerte las siguientes
preguntas:
- ¿Qué es exactamente lo que estoy sintiendo?
- ¿Qué información puedo obtener de esta emoción?
Es decir, ¿qué me está diciendo acerca de la situación en que me
encuentro?
- ¿Por qué ha aparecido esta emoción justo ahora?
- ¿Es esta emoción demasiado intensa o exagerada?
- ¿Qué puedo hacer para manejar esta emoción correctamente? ¿Qué estrategia es la más adecuada en este momento?
También puedes hacerte estas mismas
preguntas acerca de una emoción que ya ha pasado pero que crees que no supiste
manejar correctamente, como un estallido emocional o una reacción muy exagerada
o fuera de lugar.
Identificar las emociones
Por supuesto, el primer paso en la
expresión de las emociones cosiste en saber identificarlas correctamente. Si no
sabes lo que sientes, es muy posible que expreses esa emoción de manera
inapropiada. Cuando no tienes claro lo que sientes, hay dos cosas que pueden
ayudarte: tu cuerpo y tu conducta.
1. Tu cuerpo. La mayoría de las emociones se experimentan también en el cuerpo. Si
observas tu cuerpo y prestas atención a tus sensaciones corporales puedes darte
cuenta de lo que estás sintiendo. No obstante, hacer esto requiere práctica y
conocimiento de tu propio cuerpo, pues cada persona es diferente y experimenta
sensaciones corporales diferentes ante una misma emoción. Por tanto, estudia cómo
reacciona tu cuerpo. Por ejemplo, puedes reaccionar con contracturas musculares
ante la ansiedad o ante la ira, o reaccionar
con un nudo en el estómago o en la garganta cuando sientes miedo, o con dolor
de cabeza ante la frustración, mientras que otra persona reacciona de formas
diferentes. Por tanto, si te das cuenta de que tienes un nudo en el estómago,
pregúntate qué emoción lo puede estar generando y aprende cómo te “habla” tu
cuerpo.
2. Tu conducta. Tu forma de comportarte es otra
fuente importante de información. Por ejemplo, si cada vez que estás con una
persona determinada sientes frustración con frecuencia y te molesta casi todo
lo que hace o dice, aunque sean pequeñas cosas, es posible que estés sintiendo
resentimiento o enfado hacia esa persona desde hace tiempo. Por tanto, observa
tu conducta y trata de sacar conclusiones acerca de la emoción que las puede
estar provocando.
Muchas personas no son capaces de expresar lo que están sintiendo. Estos son algunos de los principales motivos por los que esto puede suceder:
- Miedo a la reacción de los
demás. Algunas personas
temen expresar sus emociones por miedo a cómo puedan reaccionar los demás. Por
ejemplo, miedo al rechazo tras
expresar sentimientos de amor, miedo a que la otra persona se enfade al
expresar sentimientos de insatisfacción o frustración, miedo al rechazo al
expresar sentimientos de tristeza u otros sentimientos negativos.
Es decir, se trata
de personas que tienden a esperar el rechazo de los demás, generalmente son
personas con baja autoestima y un concepto negativo de sí mismas
que esperan no ser aceptadas por los demás.
- Perfeccionismo. Algunas personas
piensan que deben ser perfectas en todo momento y no se permiten sentir
emociones que consideran inaceptables, como ira, celos, ansiedad, depresión.
Piensan
que deben ser capaces de controlar sus emociones en todo momento y mostrarse
siempre serenos, y temen mostrarse débiles o vulnerables. Detrás de esto suele
esconderse también una baja autoestima y miedo al rechazo de los demás. No
obstante, lo que consiguen con este comportamiento es una gran falta de
intimidad con los demás, quienes nunca llegan a conocer del todo a estas
personas, además de dar la sensación de ser distantes y fríos.
- Problemas para saber lo que
sientes. Como
decía anteriormente, no podrás expresar una emoción si no sabes lo que estás
sintiendo o no la reconoces.
- Falta de aceptación y traumas. Puedes pensar que lo que estás
sintiendo es inaceptable y reprimir esa emoción.
- Dependencia emocional. Algunas personas sienten una gran
necesidad de complacer a los demás porque tienen una gran dependencia de ellos.
Se sienten solos y abandonados con frecuencia y necesitan tener siempre a
alguien a su lado. Al sentir esta necesidad tan profunda de otra persona,
tienden a expresar las emociones que creen que la otra persona desea ver y
tratar de ser lo que la otra persona quiere que sean (o lo que creen que esa
persona quiere). Por tanto, no expresan sentimientos negativos ni nada que
pueda generar conflicto o desagradar a la otra persona. Si, además, no están
seguros de lo que la otra persona espera de ellos, puede que apenas expresen
nada. El resultado es una gran insatisfacción, baja autoestima y sensación de
que sus necesidades no se tienen en cuenta, y es probable que acaben con
personas que se aprovechan de ellos y de su necesidad de complacer.
- Creer que los otros deberían
saberlo. Algunas
personas tienen la falsa creencia de que los demás tienen que saber lo que
ellas sienten sin necesidad de decirlo, especialmente sus seres queridos. Pero
por mucho que una persona te ame, no siempre será capaz de adivinar lo que
sientes si no se lo dices. Esa actitud acaba haciéndote sentir resentimiento y
pensar que no importas a los demás o no les importan tus sentimientos.
Por tanto, los pasos para poder expresar correctamente tus emociones podrían
ser los siguientes:
1. Identifica
lo que sientes. Es
decir, ponle nombre a la emoción o emociones que estás sintiendo.
2. Identifica
la causa. Pregúntate:
¿por qué me siento así?
3. Analiza
tus pensamientos. Los
pensamientos ejercen también una influencia en tus emociones. Si piensas que tu
compañero de trabajo trata de hacerte daño a propósito sentirás ira, mientras
que si piensas que simplemente te está perjudicando por su propia ignorancia
puedes sentir algo diferente. Por tanto, si tienes en cuenta tus pensamientos,
sabrás cuándo necesitas verificarlos. Siguiendo el ejemplo anterior, te sería
de gran ayuda intentar descubrir si lo que piensas (por ejemplo, que tu
compañero lo hace a propósito) es cierto o te estás equivocando al pensar así.
Pensar del modo correcto puede ahorrarte sentir una ira innecesaria.
4. Piensa
cuál es el mejor modo de expresar tus sentimientos (palabras, conductas, arte…).
A veces puedes necesitar expresarlos de varias formas diferentes al mismo
tiempo. Pregúntate qué crees que pasará al expresarlo de un modo u otro, es
decir, cuáles crees que serán las consecuencias.
5. Pregúntate qué pretendes conseguir al expresar una emoción determinada.
Por ejemplo: sentirte mejor, aclarar lo que sientes porque no lo tienes claro,
mostrar afecto o agradecimiento, resolver un problema con otra persona… Esto te
ayudará a encontrar el modo más adecuado de expresarlas.
6. Regula la intensidad de tus emociones. No es lo mismo expresar tu enfado
gritando y amenazando que expresarlo hablando de un modo algo severo pero con
calma y una intensidad apropiada. Si crees que al expresar una determinada
emoción no vas a poder controlarte, puedes hacer varias cosas: una es alejarte y usar la meditación o la relajación para autocontrolarte, otra consiste en
ensayar primero estando a solas, y otra en buscar un modo alternativo
de expresarla. Por ejemplo, si piensas que vas sentir una ira exagerada al
hablar con alguien de algo que te ha molestado, puedes optar por expresarlo por
escrito primero. Esa carta puedes usarla para dársela a esa persona o solo para
ti, como un modo de controlar la intensidad de la ira y prepararte para poder
expresar directamente lo que sientes sin tener un estallido.