Según comentario de (J.A. Marina) La inteligencia humana se parece mucho al juego del Póker. Tanto en la vida como en el juego se nos reparten unas cartas que no podemos elegir. Genéticas, sociales, económicas en un caso; naipes, en el otro. En ambos casos hay cartas buenas y cartas malas, y no hay duda de que es mejor tenerlas buenas que malas.
A continuación nos gustaría plantearos esta pregunta ¿gana siempre quien tiene las mejores cartas? No. Gana quien juega mejor con las que tiene. Eso es lo que podemos hacer mediante la educación: enseñar a jugar bien.
Que pasa con esos niños que no les han tocado buenas cartas y no saben como jugar con ellas. Esos niños que tardan más que los demás realizando sus tareas, que sus esfuerzos no se ven recompensados por sus notas, que olvidan lo que aprenden, que su lectura no es la adecuada. En casa tampoco se les entiende y las tardes son peleas y se termina diciendo "eres un flojo". Ante todo esto la autoestima del niño comienza a bajar, se llegan a creer que son tontos y comienzan a huir de los estudios e incluso no quieren ir a la escuela.
¿Qué podemos hacer como padres y profesionales que estamos cerca de él? Lo fundamental en el aprendizaje: es el desarrollo emocional, el cognitivo-intelectual y el desarrollo psicomotor sensorial. Son tres patas fundamentales para sentar las bases de un buen aprendizaje. Cuando una de estas patas no funciona correctamente es importante acudir a un especialista para intentar solventarlo y buscar sus puntos fuertes y sus puntos débiles para trabajarlos y que él sea consciente de ellos y buscar las herramientas compensatorias para mejorar y compensar, ya que el camino va a ser complicado, pero podemos amortiguárselo.