LAS EMOCIONES, CLAVES DE NUESTRAS RELACIONES.


"No somos responsables de las emociones, pero sí de lo que hacemos con ellas" 
Jorge Bucay.



Hace varios días en terapia, hablaba con uno de mis chicos de la importancia de las emociones, escucharlas, conocerlas y expresarlas. Él se empeñaba en que eso no es necesario, que es mejor callarse  y no meterse en líos. " Yo no tengo eso", decía entre risas. Asegura que él no necesita expresarlas. A él y a tantos chicos y chicas que piensan como él le dedico éste artículo.

Las emociones están relacionadas con la totalidad de lo que nos sucede, nos unen a nuestro pasado y determinan nuestro futuro. Están en la base de nuestras pasiones, deseos y motivaciones, tienen un papel fundamental en nuestras decisiones. 

Las emociones son energía que pide movimiento, se manifiestan en el cuerpo a través d las sensaciones que nos incomodan, para que tomemos conciencia de que requieren una acción por nuestra parte. Si llevamos a cabo la acción y gastamos la energía de la emoción, esta se transforma y nuestro cuerpo vuelve a su estado de equilibrio y la emoción habrá cumplido la función. Pero si tenemos una emoción y no movilizamos esa energía, esta se almacena en nuestro organismo y nos mantiene en un estado de activación o agitación. Si controlamos la expresión de la emoción, estamos bloqueando temporalmente esta energía. 

Los seres humanos somos seres sociales y relacionarnos con los demás es una necesidad básica. Las emociones son adaptativas porque nos ayudan a adaptarnos a nuestro entorno, nos enseña a acercarnos o a alejarnos de los demás en función de si es bueno o malo para nosotros.

Las emociones bloqueadas están activas pero reprimidas, hasta que un día, normalmente en momentos de mucha tensión, fallan nuestros mecanismos y tenemos una reacción desmesurada ante una circunstancia que no merece tal reacción y nos quedamos sorprendidos. Si no vamos soltando la energía contenida en la emoción y la vamos bloqueando, esto hace que tengamos un a sensación difusa que crea malestar de fondo, ansiedad o dolor. 

Según empezamos a expresar nuestras emociones, los padres o cuidadores nos condicionan según la manera en que nos permiten manifestarla. Si cuando nos enfadamos nos reprenden, es probable que aprendamos a ocultar nuestro enfado; si cuando lloramos se ríen de nosotros, podemos aprender a reprimir el llanto y si cuando tenemos miedo nos dicen que "no hay que tener miedo " nos confunden. Aprendemos a no prestarles atención e intentar no sentirlas, pero en realidad lo que estamos haciendo es bloquearlas temporalmente. 

Desde el punto de vista de las emociones como energía, sólo hay cinco fundamentales:

1. MIEDO. Es la emoción más básica y la primera que sentimos al nacer. Activa nuestro instinto de supervivencia poniendo al organismo en estado de alerta. El miedo produce una activación del organismo, preparándolo para la acción y para sobrevivir a una situación que identificamos como peligrosa, que nos activa y produce una respuesta de lucha/huida.Tiene tres posibles manifestaciones: se activa y lo expreso, huyo o lo reprimo, o no puedo hacer ninguna de las dos y me bloqueo. Pero si lo atiendo con amor, se transforma. Cuando atendemos, aceptamos, apreciamos las razones por las que los niños tienen miedo, entonces hablamos abiertamente, siendo auténticos. 

2. ENFADO. Nos ayuda a poner límites a los demás y marcar nuestro territorio, a poder decir no, a pedir algo que es importante para nosotros. Podemos sentirlo y expresarlo, o guardárnoslo dentro, o dirigirlo hacia nosotros por no haber sido capaces de hacerlo hacia la persona por la que hemos sentido enfado, lo que da lugar a resentimiento, rencor e incluso odio. Si nos enfadamos y nos reprenden por ello, es probable que aprendamos a contener el enfado. Pero si se queda ahí y no lo descargamos, se intensifica y es probable que luego salga con mucha fuerza. Si aprendemos a manejar el enfado y no bloquearlo, bajará nuestro nivel de activación y de agresividad. Si cuando nos enfadamos nos atienden con amor, bajará la activación.

3. TRISTEZA. Es una emoción que nos repliega hacia dentro, nos recoge y nos aísla. Con ella le indicamos al otro que necesitamos que nos apoye y nos acompañe, buscamos compasión (compañía en la emoción). Podemos sentir tristeza por una pérdida, por falta de amor, por sentir que no somos importantes, por falta de contacto, pensar que no me puedo mostrar como soy, que no nos presten atención, que no se interesen por nuestras cosas, no jueguen con nosotros o no tengan tiempo para escucharnos. Para manejarla tenemos que aprender a escucharla o que alguien nos escuche, necesitamos amor y ánimo.

4. PREOCUPACIÓN. Es una manera de intentar buscar soluciones con la mente para no sentir la ansiedad en el cuerpo. Es una manifestación del miedo. Genera un bucle: siento la ansiedad y como no puedo cambiar con la mente lo que siento en el cuerpo, entonces me preocupo, ésto me hace sentirme ansioso y genero un bucle ansiedad-preocupación-ansiedad. Consecuencia: la pérdida de control. Por un lado es la esperanza de poder adelantarte a los problemas para resolverlos, pero termina creándonos un problema y nos genera ansiedad. La ansiedad y el miedo se parecen mucho, pero el miedo está mas relacionado con mi supervivencia y la ansiedad con cómo me percibo a mí mismo en relación a los demás y al mundo.

5. ALEGRÍA. Emoción que produce excitación, genera una activación del organismo placentera. Cuando sentimos amor estamos alegres, confiados, nos sentimos llenos de vida y energía, nos sentimos bien con nosotros mismos, tenemos más autoestima y construimos un mejor concepto de nosotros.

Para trabajar las emociones y sentimientos hay que tener en cuenta:

1. Reprimir o suprimir las emociones y sentimientos no los libera, sino todo lo contrario: los acumula e intensifica.

2. Cuando atendemos a nuestras emociones y sentimientos y los miramos de frente para aprender de ellos, empiezan a bajar en intensidad; esto lo podemos hacer con una actitud amorosa y comprensiva.

Cuando pones la atención en lo que sientes, cómo lo sientes y dónde lo sientes, te das cuenta de que tus emociones no son tú y te empiezas a distanciar de ellas. Te darás cuenta de que son energía y esta se transforma.


"Abraza a tu niño interior. Nunca es tarde para sanar tu infancia". Victoria Cadarso.


Por último me gustaría agradecer toda la confianza, respeto y cariño que durante éste año las familias, niños, niñas y adolescentes han puesto en nosotras. Sin ellos nuestro sueño no sería posible, nos sentimos enormemente agradecidas por ello.

¡Os deseamos una Feliz Navidad y un próspero Año Nuevo!