EFECTO
NOCEBO
La mente y el lenguaje
ejercen una función definitiva en nuestra forma de pensar sobre nosotros mismos
e incluso sobre nuestra existencia. De hecho, se ha comprobado que pequeñas prácticas diarias, de tan
solo 5 minutos, pueden generar sobre nosotros mismos y sobre nuestra vida un pensamiento
positivo.
Hay dos maneras en que
puede cambiar la vida. Una de ellas es cuando llega algo nuevo a tu vida como
un nuevo trabajo, una nueva persona o situación deseada o no; y otra es cuando
algo nuevo aflora de ti una nueva manera de encarar proyectos, de hacer frente
a las dificultades o los temores. Lo primero no podemos evitarlo, es algo que
nos viene de fuera, pero sobre nuestros propios pensamientos podemos actuar
Si queremos cambiar
nuestros resultados en la vida tenemos que cambiar nuestros pensamientos. Una
manera práctica de hacerlo es observar por las mañanas al levantarnos cuales
son los primeros pensamientos que nos afloran. Solemos tener patrones de pensamientos
repetitivos, nos quejamos de las mismas cosas, tenemos los mismos miedos, es
decir los mismos hábitos mentales y
consecuentemente tenemos los mismos resultados.
La Neurociencia ha estudiado
el efecto “NOCEBO”, que vendría a
ser lo contrario del efecto placebo, que todos conocemos. Nuestra mente puede
hacernos creer que algo malo va a pasar y que todo nuestro organismo se
predisponga, mis pensamientos, mis hormonas, todo se pone en marcha para que
ese escenario negativo que yo anticipé se dé. Entonces la negatividad comienza
a ser mucho más peligrosa, empiezo a atraerlo, a ser un imán y a abrir las
posibilidades de que suceda.
En EEUU se dio un caso a
partir del cual comenzó a estudiarse este efecto NOCEBO. Un hombre trabajador
de ferrocarriles se quedó accidentalmente encerrado en un vagón frigorífico y
murió por congelación, a pesar de que el vagón congelador en el que quedó
encerrado llevaba varios días averiado sin que él lo supiera. Cuando se quedó
encerrado asumió que moriría congelado, escribió cartas de despedida y le dio
tanta fuerza sus pensamientos que efectivamente murió congelado, aunque la
temperatura del vagón nunca bajó de los 13 grados. Este poder también se puede
utilizar para crear la vida que queremos vivir.
Es muy importante el
tema de la confianza. La confianza
no hay que crearla hay que recuperarla. Todos los seres humanos nacemos con
confianza, si miramos a los niños da igual cualquier cultura, país pobre o rico
cuando empiezan a caminar y dan el primer paso y caen vuelven a ponerse de pie.
Después, se pasa al colegio y allí nos resaltan los errores en color rojo. Se
marcan nuestros puntos débiles y la confianza se va para fuera, para otros a
los que les va bien.
La confianza comenzamos
a recuperarla cuando recordamos las
cosas que hacemos bien, no es un acto de arrogancia, tenemos que utilizar
nuestros talentos naturales. Tenemos
que entrenar esa voz interior que cuando algo no sale como queremos nos decimos “mañana lo volvemos a intentar”.