DISCIPLINA POSITIVA CON LOS ADOLESCENTES





Estás cansada de castigos, riñas, discusiones, malas caras... ¿has intentando usar la disciplina positiva?

Para entender mejor este método de enseñanza hay que saber que consiste en ofrecer a los padres herramientas para que puedan detectar cuáles son las motivaciones y necesidades ocultas detrás de las acciones de sus hijos adolescentes.  La disciplina positiva no obstaculiza la relación con los hijos cuando no se comportan adecuadamente, a diferencia de la educación tradicional, en la cual la relación entre padres e hijos podría complicarse a causa de los castigos.

¿En qué consiste la disciplina positiva con adolescentes?

Potenciar una comunicación sin juicios

Esta es la única forma de lograr que los hijos sientan la suficiente confianza como para abrirse con sus padres, de manera que puedan expresar abiertamente sus vivencias y deseos, aspectos que es necesario conocer para realizar una disciplina positiva con adolescentes.

Ejemplo:

El respeto ante las emociones o amigos de los hijos. Incluso cuando no parezcan adecuados, es necesario transmitirle al adolescente la idea de que lo consideras y estás a su lado.

Ahora bien, en los casos en que sea necesario poner restricciones en estos aspectos, la disciplina positiva establece siempre la búsqueda de acuerdos de ganar-ganar entre padres e hijos, al menos en la mayoría de ocasiones. Si logras realizar estos acuerdos con tus hijos, aun cuando tengan que ajustarse a la disciplina que les inculques se sentirán respetados y valorados.


No hay que enfocarse sólo en hablar, sino también en escuchar con amor y pasar tiempo con ellos de calidad (eliminemos también los adultos los móviles)

Es indispensable saber escuchar a los hijos e hijas y hacer que se sientan escuchados.

Si tus hijos sienten constantemente la necesidad de hablar contigo, se trata de una señal muy positiva. Estas conversaciones deben fundamentarse sobre el cariño y el amor, de manera que el hijo siempre sienta que no está siendo juzgado y que sus padres son las mejores personas a las que puede contarles sus asuntos personales.

No obstante, no basta con tener una comunicación efectiva con los hijos. La comunicación necesita de tiempo juntos para nutrirse. La forma más simple de pasar tiempo con los hijos es durante las horas de comer, ya que se trata de momentos que facilitan preguntarles a los hijos e hijas cómo han estado sus días. Al hacer esto se refuerza el vínculo afectivo y se fomenta la comunicación.

Ejemplo:

Durante la hora de la cena se puede contar a los hijos cómo estuvo el día para incentivarlos a abrirse y, posteriormente, preguntarles cómo estuvo el día de ellos. Dependiendo de cómo se desarrolla la comunicación con los hijos es posible detectar si tienen problemas o, por el contrario, si no existen inconvenientes.

La clave para aplicar la disciplina positiva en estos momentos es no tratar de controlar a los hijos, sino tratar de guiarlos. Esto hará que se sientan a gusto comunicando sus problemas con sus padres y también les hará saber que siempre podrán ser escuchados por los mismos.


La empatía, el respeto y la asertividad deben ser una constante y nos ayuda a conectar con nuestros hijos e hijas.

Esto es totalmente contrario a la educación mediante gritos y castigos, ya que en estos últimos casos se parte de un enfoque negativo.

Muchas veces los hijos e hijas que tienden a romper las reglas o decir mentiras han adoptado estos comportamientos debido a que sus padres se encargaban de disciplinarlos mediante metodologías negativas. La buena noticia es que esta clase de comportamientos se pueden corregir mediante la disciplina positiva.

El primer paso para lograr estos cambios de actitud en los hijos e hijas es abandonar los castigos y gritos. Cuando se hace esto, lo siguiente será potenciar la comunicación, siempre dándole un enfoque positivo, de manera que se logre conectar emocionalmente con los adolescentes.

Ejemplo:

Si el adolescente hace algo inadecuado, no es necesario castigarlo o gritarle, sino hacerle entender mediante una comunicación asertiva que debe responsabilizarse de todas sus acciones. Por tanto, cuando el hijo tiene un problema debido a sus acciones, el padre debe servir de orientador para que el adolescente aprenda cómo lidiar con las consecuencias de sus actos.


La firmeza y la amabilidad deben ir de la mano

Como último punto para aplicar la disciplina positiva con adolescentes se tiene que mencionar la importancia de mezclar la firmeza y la amabilidad siempre en esta metodología.
La amabilidad se refiere a que siempre se deben tener en cuenta las necesidades del adolescente y la firmeza hace referencia a que nunca debe dejarse de lado el respeto a las situaciones y el papel de los padres.
Es un grave error aplicar estas dos vertientes de manera individual al disciplinar a los hijos e hijas, ya que cuando no se aplican a la vez, no se logra una educación positiva.

Ejemplo:

Si un hijo ha sobrepasado sus límites, al comunicarse con él se deben tener en cuenta las razones por las que lo ha hecho y se debe evitar comunicarse con negatividad. Asimismo, se le debe comunicar las propias necesidades paternas o de la situación según sea el caso y explicarle que sus actos tienen consecuencias de las que debe hacerse responsable.

 

Si deseáis mejorar la comunicación con vuestro hijo o hija  y no sabeis cómo hacerlo, estaremos encantadas de ayudaros.